Nuestra misión en Perú

Nuestra misión en Perú

La presencia de las Hermanas Misioneras Médicas en Perú comenzó el 16 de junio de 1973 con la llegada de la Hna. Patricia Gootee. Su servicio se desarrolló en Chivay, Yanque y Callalli, en la provincia de Caylloma (Arequipa), compartiendo la misión con laicos, otras religiosas y sacerdotes.

Posteriormente se trasladó a la ciudad de Arequipa, donde más hermanas se unieron a la misión, atraídas por una Iglesia comprometida con la opción preferencial por los pobres. Hacer misión en un contexto de violencia y extrema precariedad fue un desafío profundo, posible gracias a la colaboración con redes de personas e instituciones que, desde su compromiso con la Vida, eligieron buscar justicia y sostener la esperanza.

En Arequipa, se fundaron varias instituciones:
  • 1978: Posta Cristo Obrero.
  • 1993: Cuna Jardín Anna Dengel — continúa dando servicio a la comunidad en Porvenir.
  • 1996: CETPRO Anna Dengel — posteriormente fusionado con CETPRO Guamán Poma.
  • 2003: COFARI Centro de Rehabilitación — sigue funcionando como asociación

En 2017, concluimos nuestra presencia directa en Arequipa.

Callao: Expansión y Diversificación

En enero de 1988 se abrió una nueva comunidad en el Callao, con el propósito de fortalecer la Promoción Vocacional y facilitar la integración de nuevas Hermanas Misioneras Médicas. Durante ese tiempo, y a raíz del así llamado Fujishock en 1990, el cual ocasionó una seria crisis económica, se apoyó la formación de 47 comedores y ollas comunes en la parroquia Cristo Liberador, que abarcaba el asentamiento humano Bocanegra (capilla Santa Mónica) y las urbanizaciones Jorge Chávez y El Cóndor. Las protagonistas fueron las mismas madres de familia, organizadas en clubes autogestionarios, comedores parroquiales, Centros de Familia (manualidades) y programas como el vaso de leche. El acompañamiento pastoral se extendió a diversos grupos en Cristo Liberador y en la capilla Santa Mónica, que hoy es una parroquia.

Celebrando 100 años de presencia sanadora

Durante estos cien años, como Hermanas Misioneras Médicas, hemos ofrecido, cuidado y llevado compasión a millones de personas en todo el mundo, ofreciendo una presencia sanadora allí donde más se necesita.

Nuestra labor integra la búsqueda de la salud integral y la justicia, y se expresa en múltiples áreas:
  • Prevención y atención holística en salud
  • Educación formal e informal
  • Cuidado del medio ambiente y, vida sostenible
  • Seguridad alimentaria y cooperativas financieras
  • Justicia para los pueblos indígenas
  • Prevención de la violencia hacia mujeres y niños
  • Protección de la infancia y defensa de sus derechos
  • Inclusión de personas con discapacidad
  • Lucha contra la trata de personas
  • Incidencia local y en las Naciones Unidas (ONU)
  • Acompañamiento pastora
  • Diálogo interreligioso.

Y nos encantaría que te sumaras a este camino que venimos recorriendo hace 100 años. ¿Te gustaría ser parte de la próxima página en la historia de las Hermanas Misioneras Médicas y dejar tu propia huella sanadora en el mundo?