¿Alguna vez has pensado en cómo sería ser una presencia sanadora en un mundo herido?
Las Hermanas Misioneras Médicas somos precisamente eso, y por ello: comprometidas con la misión sanadora de Jesús, llevamos salud integral y esperanza a las personas, a las comunidades y ¡hasta a nuestra Madre Tierra!

Nos dedicamos a la salud, la educación, el desarrollo humano, la justicia y la ecología
Siempre con una opción preferencial por los más necesitados. Para ello, usamos nuestros talentos y profesiones para acompañar, promoviendo el bienestar y ayudando a las personas a ser protagonistas de sus propias vidas. ¡Es una forma increíble de vivir y de hacer la diferencia!
Como religiosas, vivimos nuestros valores a través de los votos…
de pobreza, castidad y obediencia. Esto se traduce en una vida sencilla y compartida, un amor incondicional que abraza a todos y todas, y la disposición de poner nuestros dones al servicio de los demás, trabajando en equipo y con mucho diálogo. La oración es el centro de nuestra fuerza, y la vida en comunidad nos enriquece, mostrando que la armonía es posible a pesar de nuestras diferencias.


Compartimos este carisma junto con nuestros miembros Asociados
Sintiéndose llamados por Dios, los Asociados son mujeres y hombres que se sienten atraídos por la visión, los valores, la espiritualidad y el carisma sanador de la Congregación. Se comprometen a vivir la presencia sanadora en el contexto de sus propias vidas y responsabilidades. Este compromiso incluye a profundizar en su vida espiritual a través de la reflexión, la oración y las acciones que promueven la salud integral.